Por Ima Sanchís / La Contra / La Vanguardia


"Jorge Egocheaga, médico y alpinista.


Tengo 54 años. Nací y vivo en Oviedo. Estoy viudo. Políticamente no me identifico con ningún partido. A mí me gustaría que nos llevásemos todos bien, pero me parece una batalla perdida. La filosofía religiosa que más se acopla a mi manera de pensar es la budista, me gustaría creer en la reencarnación.


Silencio y sosiego

Está considerado uno de los cinco alpinistas mejores de España, ha coronado sin oxígeno las catorce cimas más altas del planeta, pero él insiste en que es un aprendiz. Sigue escalando "pero no se lo cuento a nadie". Trabaja en urgencias en un hospital y tiene una clínica privada de traumatología y rehabilitación. Es médico voluntario en Nepal y Pakistán. En su libro Quizás vivir sea esto (Plaza y Janés) este hombre tímido se abre en canal para reflexionar sobre todo lo que le ha ocurrido en la montaña: la muerte de su mujer y la de sus mejores amigos. "Mi homenaje a ellos es mostrarme, algo que no me gusta nada". Y lo que muestra es sabiduría de vida. Los ingresos del libro van destinados a becas de educación de niños del valle del Makalu, donde descansa su mujer Joëlle.


[…]


¿Cree en la reencarnación?


He tenido esa sensación de reencuentro. Mi mujer murió cuando descendíamos el Makalu en el 2011. Años más tarde conocí a una niña nepalí que había nacido pocos días después de su muerte y que era muy hostil salvo conmigo. Quizá es lo que uno quiere pensar porque es muy difícil despedirte de quién amas.


¿Ha vuelto a ver a esa niña?


A Mingma le estoy pagando los estudios.


[…]


Perdió a su mujer recién casados.


Hacía poco más de un mes, sí. Sentí que me desgarraba por dentro, el alma se te abre.


¿Y no dejas de amar la vida?


Durante unos días tuve dudas de si quería seguir aquí o no. Antes murió otra compañera, una experiencia desgarradora: una caída, yo pude pararme y ella no, y se me escurrió de la mano.


Tanta muerte, ¿ha cambiado su manera de ver el mundo?


Totalmente. Ahora doy importancia a muy pocas cosas. Importa lo simple: estar bien de salud, no tener dolores, estar con tus seres queridos. Es decir, todo eso que tenemos a nuestro alcance la mayoría de personas en esta sociedad y no le damos valor. Ser más o menos rico, tener reconocimiento, poder, no tiene ninguna importancia, es todo mentira, marketing.


¿Es usted feliz?


Tengo pequeños momentos de felicidad que valen por una vida. Bajar de una cumbre y compartirlo, beber un vaso de agua fresca un día de calor, hay muchísimos, y son muy baratos y sencillos.Tenemos la felicidad en nuestras manos, pero la despreciamos. El problema es que la buscamos fuera, cuando está dentro".


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Image: La Vanguardia

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