El soplo que voló el velo


El gozo estaba oculto 

bajo la llave del sacrificio; 

no podía ser explícito 

sob pena de algún castigo; 

durante lustros 

fue deseado y temido, 

a veces incluso 

como actividad profesional fingido, 

sin embargo 

la culpa, esa dichosa culpa, 

no permitía que fuera sentido.


Oh dioses del placer, 

liberad toda sombra 

que acompaña 

el intento ingenuo 

de tocar el cielo con el dedo 

y volver.


Al final 

esos fugaces viajes 

son los tesoros que quedarán 

en una memoria agrietada 

por el frío del miedo al amor.








Artículo Anterior Artículo Siguiente