Por Saioa Camarzana / El Cultural


"El Museo Guggenheim de Bilbao inaugura una exposición dedicada al artista ruso con los fondos del centro de Nueva York.


Fue en 1929 cuando Solomon R. Guggenheim empezó a coleccionar obras de Kandinsky, uno de los grandes renovadores del arte en el siglo XX. Aunque hasta entonces sólo se había fijado en los maestros antiguos, la baronesa Hilla Rebay le presentó la pintura del artista ruso, algo que le animó a adentrarse en este fecundo territorio. Tan solo un año más tarde, en 1930, el coleccionista viajó a Europa para llevar a cabo una serie de adquisiciones y aprovechó la ocasión para visitar al artista en la escuela de la Bauhaus en Dessau, donde impartía clases. A lo largo de los años Guggenheim llegó a comprar hasta 150 piezas de Kandinsky. Parte de este fondo se presenta ahora en el Museo Guggenheim de Bilbao en una muestra dedicada a este artista ruso que buscaba desligar la pintura del mundo natural, un empeño que le llevó a adentrarse en una temática basada en la "necesidad interior" del creador.


"Después de viajar por Europa y el norte de África entre 1904 y 1907 junto a Gabriele Münter, Kandinsky se asentó en Múnich. En la ciudad bávara fundó, en 1911 y junto a Franz Marc, Der Blaue Reiter (El jinete azul), un grupo de artistas interesados en el potencial expresivo del color y en la dimensión espiritual de la forma", recuerda Megan Fontanella, comisaria de la muestra. A principios de 1910 empezó a "explorar las posibilidades expresivas del color y la composición", y en paralelo, creó "una serie de obras sobre papel que muestran la facilidad que tenía para trabajar con materiales como la tinta, la acuarela o el óleo". 



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Image: Impasible', 1929. © Vasily Kandinsky, VEGAP, Bilbao, 2020  / El Cultural

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