Por Gema Salgado / Cuerpomente
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–¿Qué proceso le llevó a desarrollar el sistema ISHA?
–Me cansé de sufrir. Había probado cientos de terapias y sistemas espirituales: meditación, rebirthing, reiki… pero me daba cuenta de que el miedo dominaba mi vida. Llegó un momento en que comencé a ir hacia dentro, muy profundamente, y empecé a ver que no me amaba a mí misma.
Era una mujer de éxito, pero nada de lo que hacía me parecía lo suficientemente bueno. Mi mayor temor era que la gente no me amara o que me abandonaran. Cuanto más adentro iba, más cuenta me daba de que esa separación tenía un origen más interno que externo.
–¿Y qué ocurrió a partir de ese momento?
–Que empecé a sentir la situación y a sanarla a un nivel muy profundo. Luego comencé a escuchar mi voz interior y esta me enseñó que tenía que abrazar mi humanidad, que tenía que expresar mi verdad, que tenía que ser íntegra, en vez de estar buscando siempre la aprobación fuera. Que tenía que encontrar la seguridad interna y no apegarme a cualquier cosa externa.
Por eso mis adicciones resultaban tan importantes para mí, puesto que me conducían siempre al mismo punto: tenía malas relaciones y así podía demostrar que no merecía el amor de los demás. Solía beber mucho, porque no estaba cómoda conmigo misma, era muy insegura. Empecé a sentir todo esto y a expandir esa energía interna, y cuanto más me enfocaba en eso más grande se iba haciendo. Así surgió el sistema.
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–Lo define como un sistema terapéutico basado en el amor. ¿Tan grande es el poder de este sentimiento?
–Los seres humanos no se dan cuenta de que el amor es una energía muy poderosa, que te hace sentir seguro internamente, en paz. Viene a ser como si cada uno pudiera llevar su propia casa dentro de sí mismo.
–¿Propone entonces cambiar aspectos internos en vez de cambiar lo que nos rodea?
–Tendemos a creer que debemos cambiar aspectos o cosas externas, de hecho dedicamos mucho tiempo y energía a eso. Pero de lo que no nos damos cuenta es de que lo externo nos está reflejando a nosotros mismos.
Por eso, cuando sanamos internamente, elevamos nuestra vibración y encontramos un lugar de paz y de dicha. Acudimos a un lugar de confianza, en vez de permanecer siempre en un espacio caracterizado por la protección y el miedo. Cuando esto sucede, entonces comenzamos a abrirnos, a recibir, y todo, todo cambia. Nuestro gran secreto reside dentro de nosotros, no en lo de afuera.
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El mundo es hermoso, pero a menudo estamos tan enfocados en nuestro sufrimiento que no encontramos una razón para vivir con alegría".
Image: Cuerpomente