Mi dios


Mi dios 

es amor.


Mi dios no juzga, 

no castiga.


Mi dios entiende 

toda decisión.


Mi dios escucha. 

Escucha y escucha.


Mi dios acepta. 

Incluso que no le acepte.


Mi dios me acompaña, 

también cuando yo le abandono.


Mi dios 

comparte paz.


Mi dios es cariñoso, 

tierno.


Mi dios 

ilumina decisiones.


Mi dios se llama: 

Pedro, Antonia, José, Artur, Carolina, Susana...


Mi dios sonríe 

a través de la mirada amorosa.


Mi dios habla 

en el silencio y quietud.


Mi dios 

es una experiencia.


Mi dios me ha dado libertad, 

esa que yo temo 

al tener que responsabilizarme 

de mis decisiones: en lo que siento, creo, pienso, hago, digo, vivo.


Mi dios acepta mis errores, 

y con ello 

no enseña culpa o temores.


Mi dios, 

se encuentra dentro de mí 

incluso 

cuando miro hacia fuera buscándole.


Mi dios no me pide reconocimiento 

pues confía 

que cuando yo me [re]conozca, 

estaré naturalmente [re]conociéndole.


Mi dios no pide sacrificios, 

soy yo el que le he atribuído mi error 

de ocultar mi amor.


Mi dios me creó, 

pleno de amor 

aunque yo insista en querer creer 

que falto estoy.


Mi dios, 

es maravilloso, 

me enseña 

que la vida es un gozo.






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