"Hace años, escuché a un psicólogo hablando despectivamente de la "psicoterapia del amiguete" de Carl Rogers, excesivamente empática con el paciente. "El papel del psicoterapeuta es poner límites, interpretar, no escuchar con una sonrisa complaciente". No me agradó su comentario y opté por cambiar de tema, pero mi curiosidad por la psicología de Carl Rogers, al que había leído y estudiado en mis años universitarios, se reavivó, estimulando mi deseo de sumergirme de nuevo en sus libros. No me defraudaron, pues destacaban la importancia de escuchar, de oír con respeto y sensibilidad. No solo a los otros, sino a uno mismo, pues muchas veces reprimimos nuestro yo auténtico por miedo al rechazo. Al escuchar lo que hay en nuestro interior, descubriremos cosas inesperadas. No debemos dejarnos intimidar por el temor que nos inspira cambiar de opinión, girar en una dirección inesperada. Siempre debemos estar dispuestos a modificar nuestra perspectiva, abriéndonos a lo nuevo: "Una persona educada es la que ha aprendido a aprender y a cambiar. Es un proceso sin fin, no algo cerrado y definitivo".



Image: El Cultural
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