Por Diego Torres / El País


"Diego Martínez, el entrenador que ha llevado al Granada de Segunda a la Liga Europa, reflexiona sobre la formación que le ha permitido dirigir al equipo que hoy recibe al United en cuartos de final


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Tengo mucha suerte de tener un gran vestuario. Hemos generado, después de tres años, una convivencia y una comunicación muy honesta y sincera.


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Tenemos que generar un clima de rendimiento que se hace con empatía y también con conflicto, con debate, con contraposición de ideas. Está claro que las cosas más bonitas de la vida no se pueden medir: se intuyen. El amor no se puede medir. Tenemos una parte de administración de los datos y de las posibilidades que nos da la ciencia y la tecnología, pero eso es solo un complemento. Aquí hay una cuestión de olfato, de arte. La intuición viene dada por un conocimiento no consciente acumulado durante mucho tiempo. La sensibilidad del momento es importante. Yo tenía un profesor de voleibol en la facultad, Toño Santos, que el primer día nos cogió y nos dijo: "¿Quiere saber usted quién es el mejor entrenador?". Cogió la pizarra y nos dibujó una cara muy grande con unos ojos muy grandes, una nariz muy grande, unas orejas muy grandes y una boca muy pequeña. "¡Hablen lo justo y capten todo lo que puedan!". Siempre es difícil hablar lo justo.


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Cada uno tiene su forma de actuar y el jugador lo detecta. Detecta la autenticidad. La autenticidad perdona el error. La superficialidad no perdona el error. Cuando eres auténtico gestionas los errores de una manera más humana.


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Las ideas de los entrenadores no son especiales: lo verdaderamente seductor es la idea de equipo. Por eso invertimos mucho esfuerzo en generar climas de rendimiento. Para poder desarrollar una metodología adaptada al perfil de los jugadores. Y no solo al perfil técnico sino mental. Todos aprendemos de un modo diferente, todos nos motivamos de un modo distinto.


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Uno de los mayores piropos que he sentido hacia mi equipo es que contagia, que transmite. Hasta en un mal partido. El equipo te genera una emoción. Hacer una película o escribir un libro es algo muy técnico que puede generar un impacto emocional. Está demostrado que la relación del cerebro, el corazón y el intestino van de la mano. La ciencia va por detrás de las intuiciones. Nos movemos fundamentalmente por emociones.


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No existe el entrenador con pastillitas de motivación. La emoción magnifica todo. Lo utilizamos para corregir un error sin dañar la confianza: ser autocrítico sin dañar la confianza es lo más difícil. Muchas veces el impacto emocional de un error que te haya supuesto un gol en contra puede ser muy útil. Porque sabes que el jugador y el equipo estarán dispuestos a que eso no les vuelva a pasar. Una de las cosas más complejas que existen es enseñar a las personas a no cometer errores en base a experiencias que han sufrido otros".



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Image: Stringer / Reuters / El País

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