La barra de un bar
el otoño dibuja un sol
y el vuelo de la servilleta una brisa.
El reloj canta el tiempo que se ha ido
entre la mirada y el brinco de la manecilla.
Se acerca un cuerpo
antes su sombra
y después sus miedos.
Quiere algo
mira al camarero
que también quiere algo;
ambos no saben lo que quieren
tal vez porque todo tienen;
viven privándose y a eso llaman deseo.