Por Juan Cruz / El País
"Hay una secuencia en Julieta, de Pedro Almodóvar, en la que una Emma Suárez (Madrid, 56 años) enfurruñada recompone una fotografía rota de su hija en la ficción. El drama era inmenso, y ella le prestaba la cara y el alma a lo que quería decir el ser creado por el director de la película. Fue un trabajo común, el director, la cámara, la actriz, cuyo resultado erizaba los pelos. Pero, en medio de ese rostro que la propia Emma Suárez logró como si lo esculpiera estaba quizá un rastro de ella misma, la muchacha que en la adolescencia ya era a la vez muchas otras actuando para crear mundos que no eran los propios. Es una actriz desde niña, y esa abundancia de matices que ha ido logrando representan para una felicidad y un estímulo a seguir siendo, también por dentro, otras personas. Esta entrevista se hizo al aire libre, cerca de donde vive en el barrio de Chamberí, en Madrid. Por allí sigue habiendo carteles de las películas suyas que, simultáneamente, estaban anunciadas en los cines de España cuando empezó el confinamiento. Ambas son dramas y en las dos también se advierte ese reducto adolescente que sigue marcando los rasgos de su cara."
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"…creo que hace falta una reestructuración educacional desde los colegios para aprender qué es la igualdad. Tengo esperanza de que los que vienen sean pronto conscientes de que todos somos iguales."
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"P. ¿Mientras actúa siente que está interpretando la vida real?
R. Siempre me ha gustado ese límite entre la verdad y la mentira, la capacidad que tenemos los actores de convertir la mentira en verdad. Y, a partir de ahí, hay mentira o verdad donde tú quieres que la haya, porque todo forma parte de las emociones que estás viviendo en ese instante... Creo que no hay otra forma de trabajar en esto que tomando partido y creyéndote las historias, aparte de que eso es lo divertido, participar en películas que me hacen aprender."
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"Traté de ser, no de actuar."
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"Si no conservo esa niñez no sé como me levantaría cada mañana."
Image: Andrea Comas / El País