Contra lo usual en nuestra época, quizá la mejor forma de viajar sea estando dispuestos a perdernos.


En Infancia hacia 1900, el filósofo Walter Benjamin aseguró que para conocer realmente una ciudad es necesario perderse en ella. A la letra, el fragmento dice:


Importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere aprendizaje.


Claramente, Benjamin perteneció a una época en que no existía el GPS y quizá ni siquiera los mapas de inclinación turística; menos aún esa obsesión tan contemporánea por querer saberlo todo y estar siempre preparados: saber ya cuáles son los mejores horarios para visitar tal o cual museo, si lloverá o no en el lugar que pensamos visitar en las vacaciones de verano, si hay Uber en esa ciudad, etcétera.




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Image: faena aleph

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