Por olga Carmona / El País

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"Los niños y niñas altamente creativos son los más perjudicados, porque, no nos engañemos, la creatividad sigue estando mal vista. Confundimos creatividad con dibujar bonito. Pero el pensamiento divergente, la negativa a hacer las cosas como siempre se han hecho, el cuestionamiento de casi todo, la voluntad de hacerlo a su manera… eso no es bienvenido en un aula. Salirse del molde para crear otros escenarios posibles o imposibles, desconcierta y molesta al docente mediocre que lo vive como una amenaza a su esforzado y precario equilibrio cotidiano."

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"Léelo, memorízalo y suéltalo cuando se te pregunte. Suena tan inverosímil para una mente en llamas, para un cerebro que pide a gritos que le dejen aprender, que le dejen profundizar, y sobre todo que al menos no le digan cómo."

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"Las metodologías que habitualmente se utilizan en la mayoría de los centros educativos están basadas en modelos que priorizan el hemisferio cerebral izquierdo, es decir, el secuencial, el menos creativo, el que aprende por repetición. Son además métodos deductivos donde el profesor explica todo y el alumno se limita a ser un receptor pasivo y plano de la información. Deberá entonces memorizar sin cuestionar, memorizar sin investigar, memorizar sin realizar ningún tipo de experimentación, memorizar sin decidir cómo prefiere aprender. Decir qué prefiere aprender y cuándo resulta ya demasiado revolucionario y nadie, o casi nadie, va a comprar esa idea. Aunque el conocimiento no viene envasado al vacío, con fecha de caducidad. Y mucho menos aún en la era digital de la que son nativos nuestros hijos.

Matar la motivación es lo primero que hace el sistema educativo tradicional. Al niño enamorado de aprender y de saber, le convierte en un niño que rechaza con dolor visceral todo lo que venga de esa institución. Incluso acaba también bloqueando la curiosidad dejando al niño o al adolescente en una bruma confusa, en un lugar de nadie, desperdiciándose el talento por las alcantarillas obsoletas de una escuela que no solo se resiste a cambiar, sino que en muchas ocasiones hace apología de su mediocridad y le da un enorme placer “meter en vereda” a los que se salen del carril."



Image: El País



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