Laia Montserrat / Cuerpomente
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"Tanto hablar como escuchar son un arte. Un arte que se debe practicar y que merece un cuidado especial. Es difícil saber si fue antes el hablar o el escuchar. En todo caso, sí podemos afirmar que cuando las palabras nacen del silencio son más significativas y justas. Como hemos visto, nuestra mente está llena de palabras, con un discurso constante que nos sobrepasa.
No somos dueños de esta verborrea interna. Para la gran mayoría de personas, el pensamiento se ha vuelto autónomo. La mente es una herramienta que debemos aprender a utilizar. Necesitamos conocer sus capacidades y saber cómo usarlas. Hablar lo justo es una de ellas.
Para hablar lo justo, escuchar o ser escuchado, la primera cosa es aprender el valor del silencio. Estar en silencio es callar, pero también es estar aquietado interiormente. Esto quiere decir que el discurso interior se detiene."
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"Se diría que nuestra sociedad teme el silencio, como si de él pudiese surgir algo malo. Constantemente tenemos "historias-ruido" que nos adormecen y nos calman, películas, televisión, deportes, periódicos, revistas, cenas con amigos, muchas cosas, que llenan nuestro tiempo y nuestra mente.
Seguro que conoces a alguien que, por ejemplo, no soporta estar solo en casa sin poner música o tener encendida la televisión. Hablar se vuelve superfluo si tan solo sirve para no sentir miedo. Lo interesante es afrontar nuestros temores para poder vivir en la confianza y no en la evitación.
En todas las tradiciones espirituales se da un gran valor al silencio y a la escucha interna. Callar, aprender a aquietarse, es fundamental para abrirse a una mejor forma de vivir el día a día. Con verdadero sentido y con verdadera confianza."
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"Carl G. Jung decía que cuando dos personas hablan, en realidad hay seis personas que están hablando: aquellos que creen ser, el que cada uno piensa que es el otro y aquellos que realmente son."
Image: BECCA TAPERT-UNSPLASH / Cuerpomente