Image: La Vanguardia






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“Nos tenemos que conocer como personas, tenemos que estar a gusto las dos partes, nos tenemos que caer bien , porque si no, el proyecto no fluye, no funciona”. Y en el caso de encargos de viviendas privadas, esta relación se estrecha más. “Hablamos de todo, incluidos aspectos íntimos, privados de cada familia, de su día a día, qué les molesta, qué le gusta a uno, qué le gusta a otro... Todo se tiene que poner en común, para que todo el mundo se sienta a gusto en este espacio”.

Esta tarea de conocimiento mutuo, que el estudio de Susanna Cots(Begur) cuida al detalle, acaba creando una situación especial: “Si la relación ha sido buena, si nos hemos gustado y ha ido bien, se traspasa la línea de cliente a la de amigo”. Y esto es importante, “porque creamos una casa para ellos y tenemos que saber qué esperan ellos de ese espacio. Si, por ejemplo, hay muebles o elementos que quieren recuperar, estudiamos cómo reforzamos la emoción que les aportan”.




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