Por Israel Viana / En ABC Cultural
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"Hollywood Bowl
Cuando le sugiero a El Cigala que en las últimas canciones parece cantarle todavía a Amparo, se produce un silencio de varios segundos. Lo rompo refiriéndome a Cenizas y él arranca a cantar con la primera estrofa del tema: «Después de taaaanto soportar la pena de sentir tu olvido». El cantaor nunca ha ocultado que su anterior pareja y representante durante 25 años ha estado presente en su música desde que murió de cáncer en 2015. No importa que rehiciera su vida en 2016 con Quina, su nuevo amor, una jerezana madre de su tercer y cuarto hijo. «Amparo está en este disco y en todos los que haga el resto de mi vida. Era la que mejor me conocía y mejor entendía mi arte», aclara.
Cuando le diagnosticaron la enfermedad, esta decidió ocultárselo a la familia para no alarmarles. Durante seis meses se trató con discreción en Miami, hasta que el cantaor comenzó a sospechar y tuvo que revelarle la mala noticia. El 18 de agosto de 2015, solo tres meses después de arrasar en su debut en el Carnegie Hall de Nueva York, Amparo fallecía en Punta Cana, residencia de la pareja desde hacía dos años. Pocas horas después, destrozado, El Cigala aterrizaba en Los Ángeles y se dirigía directamente al Hollywood Bowl para romperse por dentro cantando, en el mismo escenario donde triunfaron los Beatles, Frank Sinatra, The Doors, Oasis, Elton John o Pink Floyd.
¿Cómo pudo hacerlo?
No lo sé, me salió así. Ella también había luchado por ese concierto y en los días previos me dijo: «Pase lo que pase, tienes que cantar allí». No tengo una respuesta, la verdad, fue muy difícil, estábamos todos rotos. Yo apenas podía cantar. Fue la decisión más difícil de mi vida. Creo que Jesús de Nazaret me llevó de la mano hasta el escenario para tener ese consuelo imposible. Recuerdo que el camerino era un caos, desolador.
¿Cómo conoció a Amparo?
La conocí en el bar de Antón Jiménez, uno de mis primeros guitarristas. Yo iba muchas tardes a cantar y a tomarme mis chupitos. Y ella, que era una gran aficionada al flamenco, también. Un día me dijo: «Me gusta como cantas». Y poco después me comentó que iba a ir con una amiga a un concierto de Paco de Lucía en el Teatro Monumental, en la plaza de Antón Martín. Yo no tenía entrada, pero fui, y, al llegar, se la quité a su amiga sin que se diera cuenta y agarré de la mano a Amparo para entrar con ella. ¡Qué fuerte, dejé a la pobre tirada! [risas]. Jacinta, te pido perdón... Pero nosotros pasamos 25 maravillosos años juntos.
¿Cree que el público del Hollywood Bowl se enteró de lo que sufría por dentro?
No, y tampoco dije nada. No tenía fuerzas para decirlo. La imagen que tuve en la cabeza durante el concierto fue la de mis hijos despidiéndose de su madre con mucho dolor. Y la de acercarme yo a Amparo, darle un beso en la frente, que alguien me llevara directo al aeropuerto desde el cementerio, entrar en el avión y volar diez horas. Cuando aterricé, un coche me llevó directamente a cantar.
¿Cómo fue el concierto?
Cuando salí a cantar, sentí su presencia allí. Creo que fue uno de los conciertos más bonitos de mi vida. Después de estar todo el vuelo llorando, salí al escenario y la voz se abrió."
Image: ABC