En Yorokobu
Por Mar Abad
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—Claro. Todo se puede si hay inversión, si hay tecnología, si hay ingenieros.
El periodista se rió y le dijo:
—No tenemos ni inversión, ni tecnología, ni somos ingenieros.
—A ustedes, los creativos, no se les puede dejar un bit suelto.
Optaron por WhatsApp Business porque tiene más funciones que el chat de tú a tú. Hicieron pruebas. Muchas. Era un trabajo que Ortín ve así: «Carrión hizo las letras con edición artística y literaria. Godoy remixó todas las bases audiovisuales e interactivas. Rincón puso el flow con una banda sonora de voces. Y yo… puse a la gente a bailar con la música del nuevo periodismo guasá». Aquello fue creciendo «de forma intuitiva». Empezó a tener identidad de revista y llegó el nombre.
—¿Por qué se llama Curarnos?
—Es una propuesta de Jorge. La palabra plantea una idea doble. Curarnos en el sentido mental, emocional, artístico, periodístico (la cultura no nos salva pero nos hace pasar un rato agradable) y curarnos en el sentido de curaduría (escoger esas historias a las que tenemos acceso en un entorno periodístico y cultural).
Después la describieron en una frase: «Es un proyecto cultural de artes, narrativas y periodismos que apuesta por la curiosidad, la experimentación y el descubrimiento». En una definición con swag: «puro periodismo guasá». Y a cada sección le dieron el nombre de la extensión de un archivo informático.
Leer y escuchar Curarnos lleva su tiempo. No es un bombardeo de mensajes, ni un espameo, ni un bip, bip, bip que pone de los nervios. Del saludo a la despedida pasan 23 minutos. «Tiene esa sensación de expectativa», dice Ortín. «Eso es muy sano frente a los tiempos acelerados que vivíamos»."
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Image: Yorokobu