Por Ima Sanchís / La Contra / La Vanguardia
"Benjamin Ferencz, abogado jefe en el juicio de Nuremberg.
Tengo 102 años. Nací en Transilvania y vivo en Florida. Viudo, tengo cuatro hijos. A los políticos lo que les interesa es ser reelegidos, y el interés público es secundario. Hay que exigirles que rindan cuentas de sus actos. Los jóvenes deben ser valientes, el mundo lo van a construir ellos. Por desgracia no tengo creencias.
Un sabio de 102 años
Nació y vivió en la miseria, pero a los 27 años fue el abogado jefe de la acusación contra los responsables del Holocausto nazi en el juicio de Nuremberg. Nunca abandonó a las víctimas, luchó por que fueran económicamente compensadas, y sus propiedades, devueltas a los supervivientes o a sus familias. Lleva viviendo un siglo y tiene la cabeza y el alma en más que perfecto funcionamiento. Combatió en la Segunda Guerra Mundial. "Sobreviví por pura suerte", bromea. "Siempre puedes encontrar alguna ventaja en tus defectos, yo soy tan bajito que las balas me pasaban por encima". A los 101 años escribió Hay cosas más importantes que salvar el mundo , que publica Plataforma. Su lucha es por la justicia y la erradicación de las guerras. "Todo es imposible hasta que se hace".
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El mundo está lleno de buena gente que hace buenas obras, hay que aferrarse a ello para fortalecerse. No sigas las tendencias, crea la tuya propia. Ten fuego en las entrañas. Y no olvides que la felicidad no te debe nada.
Ha conocido el amor, ¿qué es amar?
Tuve la suerte de enamorarme de una joven inmigrante pobre como yo. Estuvimos juntos 85 años sin una sola pelea. Geltrud falleció el año pasado. La echo mucho de menos.
No llore, por favor.
Superábamos las diferencias porque respetábamos las opiniones del otro. Ganarme su afecto ha sido mi victoria más importante. Su foto está en mi escritorio, sobre ella está escrito "para siempre". La llevé en el bolsillo toda la guerra. El amor es para siempre".
Image: La Vanguardia