Por Pablo Uchoa / BBC Mundo
"Si eres alguien a quien le molesta fácilmente lo que otras personas hacen o no hacen, quizás quieras escuchar a Frederik Imbo.
Cuando Imbo se dio cuenta de que reaccionaba a cada pequeña cosa que le pasaba en la vida, como un conductor estresado que tocaba la bocina y encendía las luces detrás de él, o a la recepcionista de un hotel que lo saludaba con frialdad, decidió que necesitaba hacer algo al respecto.
Entonces se convirtió en árbitro de fútbol.
La conexión entre las dos cosas no es obvia, pero Imbo le dice a la BBC que convertirse en árbitro era el tipo de exposición que necesitaba para controlar su problema, porque la gente casi nunca le grita cosas positivas o alentadoras a los árbitros.
"Soy el chivo expiatorio. Aparentemente, siempre me equivoco. Siempre es mi culpa", dijo Imbo en una charla TEDx a principios de 2019. "Y quería aprender a no tomarme todo esto como algo personal".
El arbitraje es una responsabilidad relativamente reciente para Imbo, asesor de comunicación de 45 años en Gante, Bélgica.
Es el fundador de Imboorling, una empresa que ofrece presentaciones, talleres y sesiones individuales para enseñarles a las personas a comunicarse de manera efectiva.
Imbo se graduó en teatro y actuó en películas y series de televisión, pero nunca fue "lo suficientemente talentoso como para abrirse camino como actor", le cuenta a la BBC.
Durante una actuación, Imbo se encontró con la idea del ego, que, para los propósitos de su enfoque, describe como "la parte mala de nosotros que quiere tener razón, que es como un niño pequeño".
Entonces empezó a darse cuenta de que, con frecuencia, cuando se aferraba a cosas que otras personas habían hecho o no habían hecho, no era su cerebro consciente el que hablaba, sino su ego".
Image: Imboorling / BBC Mundo