Por Pepo Jiménez / El País
"Esta emisora es un espacio de libertad y reflexión, conducido por personas con experiencias de sufrimiento mental, que cuestionan los prejuicios y estigmas sociales para cambiar la mirada sobre la llamada locura.
Hace casi 30 años, el joven estudiante argentino de psicología Alfredo Olivera dio su primer paseo por el Hospital Psicoasistencial José Tiburcio Borda de Buenos Aires. Cuenta Alfredo que mientras recorría sus fríos pasillos se sintió muy agobiado por la presencia de un muro, de espesor imposible, que separaba la comunidad del resto del mundo. Aquel muro no estaba construido de ladrillos, piedras o cemento... Era una pared fabricada con prejuicios y una colección de estigmas de una dureza extrema, que crecía más y más cada día sin que nadie se percatara de ello. Una barrera infranqueable que sometía a los pacientes a un mayor aislamiento que el que provocaban sus propias patologías.
Alfredo era un apasionado radioaficionado y pensó que la única manera lógica de atravesar el paredón sin romper la ortodoxia sanitaria era con la magia de las ondas. Tejer vías de comunicación con el exterior para romper no solo el aislamiento del centro, sino para abrir todas esas puertas que el bloqueo social había cerrado en las mentes de los residentes.
Alfredo intimó con los internos y grabó sus charlas y anecdotarios para llevárselas a la radio de su comunidad. La respuesta fue inmediata: centenares de oyentes al otro lado del muro se interesaron y sorprendieron por la energía contenida en todas aquellas identidades olvidadas, en todas esas experiencias silenciadas, pero sobre todo por descubrir que, tras aquellas paredes, había también mucho de ellos mismos, muchos de sus sufrimientos vitales. Se habían recuperado las voces perdidas para liberar esas identidades y para hacer ver al mundo que ese sufrimiento era muchas veces compartido. En ese momento nació Radio Colifata, la primera radio del mundo conducida por los internos de un psiquiátrico, los colifatos o esos locos queribles, según la jerga del corazón de Buenos Aires.
Una década más tarde, con el modelo de Radio Colifata triunfando y funcionando a pleno rendimiento en varios países del mundo e impulsado por anuncios históricos como el de Aquarius o de colifatos ilustres como Manu Chao o El Canto del Loco, otro argentino, amante de la psicología social y especialista en antropología de la salud, volvió a retar al sistema, esta vez en Barcelona. ¿Por qué no sacar ese fantástico modelo de radio de las instituciones? ¿Por qué no disfrutar de su experiencia vital en salud mental para abordar juntos el problema? Martín Correa-Urquiza derribó el último muro que separaba La Colifata de las plazas, de la calle y del espacio público, para crear un nuevo rincón de libertad abierto a todo el mundo".
Image: El País