Por Pilar Sanz / El País


"Digerir las emociones que nos brinda la realidad supone un privilegio en tiempos de incertidumbre global. Hoy se habla sin tapujos de educación e inteligencia emocional. Es maravilloso observar cómo se desvanece el tabú de que somos seres emocionales. Lo que hacemos con nuestras emociones es la base de nuestra salud mental. No importa nuestra edad, nuestra nacionalidad, ni nuestra personalidad. Todos nos emocionamos, pero no todos hacemos lo mismo cuando nos emocionamos. La digestión emocional va a determinar nuestra calidad de vida.


Nuestra vida se asemeja a un restaurante con diferentes platos. Cada uno de ellos es una realidad. Hay platos dulces y otros amargos. A veces, se nos ofrece un bufé donde elegir. Otras, nos brindan un menú cerrado que no da opciones. En cualquier caso, tenemos que hacer su digestión emocional. Tragarlo, asimilarlo, seleccionar lo que nos nutre, crecer y, finalmente, dejar ir. Es importantísimo que asimilemos y nos nutramos de cada bocado antes de soltarlo. Para digerirlo emocionalmente se necesita tiempo. Además, precisamos usar nuestras enzimas emocionales. Durante el proceso de digestión emocional hay unas acciones más conscientes que otras. Igual que en nuestra digestión física."



Enlace


 


Image: El País

Artículo Anterior Artículo Siguiente