Por Andrés Seoane / El Cultural


"Durante muchos años me resistí a llamarme poeta", explica la escritora Lara Moreno (Sevilla, 1978) en el prólogo de la antología Tempestad en víspera de viernes (Lumen), donde reúne 12 años de aventura poética condensada en tres libros —La herida costumbre, Después de la apnea, Tuve una jaula—, así como varias piezas inéditas, algunas compuestas durante la pandemia de 2020. "Nunca pensé en publicar mi poesía reunida, pues me sentía en el género como una impostora a la que le quedaba grande la máscara. Siempre le he tenido mucho respeto, pero con los años supongo que se pierde la vergüenza", explica quien se reconoce deudora de Piedad Bonett, Anne Carson, Idea Vilariño, Anne Sexton y también "más de Miguel Hernández que de Neruda y más de Lorca que de muchos otros".


Las razones de esta barrera las encuentra la también novelista —tras debutar con Por si se va la luz (2013) y alcanzar gran éxito con Piel de lobo (2017) está inmersa en la escritura de La ciudad, que publicará en 2021— en que considera la poesía como "la más pura de las formas literarias, el género que siempre me ha acompañado y el primigenio, el que contiene todo en ella. Dentro de la poesía están todas las artes, es pensamiento, puede ser ficción, es política, intimidad… La poesía no es otra cosa que la palabra con la que mirar, un lugar en el mundo", defiende Moreno, que razona que lo que la echaba para atrás de ahondar en ella fue, quizá, la intimidad que supone la creación poética."


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Image: Jairo Vagas / El Cultural

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